Cuando salimos del cine ya eran casi las siete de la tarde, así que nos atrevimos a dejar el aire acondicionado para salir a que el aire calentorro de la calle nos volviera a pegar un bofetón.
Como ya os he dicho, aunque hubiéramos querido, no habríamos podido volver andando, así que nos decidimos a coger el autobús (había justo una parada a la salida del Arizona Mills).
Muchos habéis preguntado por el transporte aquí. Sobre eso, os puedo decir dos cosas:
1) Que nos dimos cuenta de que sin una bicicleta íbamos a morir en el intento de vivir aquí, sobre todo teniendo en cuenta que, con toda probabilidad, no íbamos a encontrar un alojamiento dentro del campus (las residencias que hay en el campus están reservadísimas para los estudiantes y como el estatus de Pablo en esta universidad es más bien difuso, nadie había sugerido que pudiera tener derecho a ocupar alguna habitación en el campus, así que dábamos por hecho que no lo tendría, y estábamos en lo cierto).
2) Que inmediatamente vimos que podemos confiar en el servicio de autobuses. Actualmente, es el único medio transporte público de la zona. Hay una especie de tren ligero –del estilo del que quieren construir en Madrid en la zona de San Chinarro- en construcción, cuyas obras terminan en 2008; pero los autobuses, desde un primer momento, nos sorprendieron positivamente: se ven muchos recorriendo todas las calles en todas las direcciones y a medida que hemos ido descubriendo como funcionan, nos parece que tienen toda una serie de ventajas, que los autobuses de Madrid (que no tienen una mal servicio, todo hay que decirlo), ni las huelen.
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