Habíamos elegido este hotel porque era relativamente barato y, según el mapa (cosa que matizaré posteriormente) parecía estar bastante cerca del campus de la ASU. Lo que también nos daba confianza era el hecho de que fuera una cadena internacional: los hoteles de cadenas suelen ser monótonos, en el sentido de que todos se parecen una barbaridad, sin importar su ubicación, pero precisamente por la misma razón sabes que no te van a sorprender demasiado.
Si queréis ver la página web del hotel, pinchad aquí.
Hubiéramos querido reservar la habitación que tenía nevera, microondas y jacuzzi (no tanto por el jacuzzi, ¡sino por lo otro!), pero al final dejamos la reserva para demasiado tarde y tuvimos que reservar una habitación ordinaria, que tampoco estaba mal, la verdad, porque tenía dos camas enormes y una televisión enorme con ciento y pico canales de cable (en la línea del Cañonero: todo huuuuge, como dicen ellos), aunque sí es verdad que hemos echado bastante de menos la típica neverita de habitación de hotel a la que le sacas todas las bebidas estúpidamente caras para meterle tus propios embutidos…
Pues eso, nos despedimos de Tony después de meter todas nuestras maletas en el cuarto del hotel, Pablo llamó a sus padres por el skype (¡Gran invento el skype! Nos está sacando de más de un apuro) y luego encendimos la tele y nos hizo mucha ilusión (y nos produjo un gran sentimiento de familiaridad) ver que estaban poniendo South Park… Pero no duramos mucho, porque a eso de las diez y media yo ya estaba roncando a pierna suelta (¡y Pablo ya llevaba un buen rato!).
(La foto la he hecho yo, ¿o qué os habíais creído?)
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