jueves, 8 de mayo de 2008

Amanece en Las Vegas city...

Lo primero que recuerdo de nuestro segundo día en Las Vegas (para que os situéis, era miércoles 20 de septiembre de 2006) es que me desperté ¡¡¡casi a mediodía!!! con un picor muy molesto en las piernas. Con disgusto, comprobé que la bendita cera depilatoria me había dado alergia y tenía todas las piernas cubiertas de granitos rojos…

Después de tomarnos un rápido café en uno de los puestos del pseudo-Manhattan cartonpiédrico de nuestro hotel, el New York, New York, salimos al solete lasvegueño, que sin duda, era más agradable que el de Arizona... Por supuesto, nuestro primer destino era la farmacia más cercana, a ver si podíamos encontrar algo que me calmara la comezón de las piernas. De nuevo, nos encaminamos hacia el norte de la Strip (os recuerdo que hacia el sur sólo estaban el Excalibur, el Luxor y el Mandalay Bay) y delante del Montecarlo (el hotel contiguo al nuestro) un negrata con una ligera pinta de rastafari nos entregó unos tickets de descuento para tomarnos una copa en el Montecarlo (mira que en Huertas siempre solemos huir de estos pesaos de los tiquecitos, pero aquí nos la colaron, luego resultó que ni siquiera existían los bares que aparecían en el chequecillo que nos había dado) y le preguntamos por la farmacia. Nos indicó que un poco más adelante había una de esas CVS/Pharmacy y allá que nos fuimos. Como ya os expliqué hace ya un porrón de posts, el principal problema que tienen las farmacias americanas es que los productos que uno puede comprar over-the-counter (literalmente, por fuera del mostrador) se limitan a una colección de artículos de la parafarmacia del Corte Inglés (me atrevería a afirmar que ésta es más completa que aquéllas)… Vamos, nada que pudiera acabar con mi picor de manera eficaz. Me compré la Anti-Itch Cream –un external analgesic- que veis en la foto (supongo que por “itch” entenderían ligero picorcillo sin importancia, porque a mí sólo me aliviaba momentáneamente después de emplastarme las piernas a base de bien).

A pesar de todo, aún no me estaba muriendo (eso llegaría después, ya en Tempe…), por lo que continuamos nuestro periplo hacia el norte, decididos a llegar lo más lejos posible Strip arriba. Pasamos por delante de todos los casinos en los que habíamos entrado la noche anterior (Podéis leerlo todo en los siguientes posts: I, II, III, IV y V), hasta pasar el Casino Royale y encontrarnos delante del Venetian, otro de los hitos de esta ciudad del cartonpiedrismo, no sólo por eso y por su “fiel” reproducción de los monumentos más significativos de la ciudad italiana, sino porque ha sido el hogar de mi querido Phantom of the Opera de Andrew Lloyd Weber en Las Vegas, que también se enorgullece de haber impulsado algunos de los espectáculos musicales más conocidos del mundo (y si no, que se lo digan a los de la franquicia del Cirque du Soleil, que aquí hacen su agosto, su septiembre y todo el resto del año). En fin, no podría imaginar un hogar para el fantasma más diferente del original, ese Her Majesty’s Theatre de Londres, del que guardo varias anécdotas que me traen muchos recuerdos (en fin, supongo que eso querrá decir que me estoy haciendo vieja…), pero que, como diría Michael Ende en La historia interminable, nada tienen que ver con nuestra historieta americana y, por lo tanto, no caben aquí…

¿Qué estaba diciendo? ¡Ah, sí! En fin, no nos apetecía enclaustrarnos en ningún casino, hacía demasiado buen día, así que nos echamos los pies al hombro y continuamos el paseo… A continuación, entramos en el Fashion Show Mall (ya sabéis, los centros comerciales o malls, hábitat natural de los yanquis), que como su propio nombre indica, sobre todo, tenía tiendas de trapos... Entre ellas, tuvimos la oportunidad de entrar y echarle un ojo al famoso Bloomingdale's, famoso básicamente porque Rachel Green, useasé, Jennifer Aniston en Friends, trabajó allí una temporada... Tras echarle un vistazo a los precios (que por aquel entonces no eran tan jugosos al cambio como ahora), comprobamos los gustos tan exquisitos de Rachel, ¡vaya precios, ché!

Lo segundo que nos llamó la atención fue encontrar un bar de tapas en el Fashion Show Mall, un lugar llamado Ba Ba Reeba… Curioseamos con interés la carta y comprobamos que ¡no tenía tan mala pinta como imaginábamos! (francamente, no creo que fuera tan malo como aquel que visitamos en Scottsdale)… Según veo en la página web, incluso dan clases para aprender a cocinar paella… En fin, los ingredientes de las paellas son imaginativos (recuerdo que la mixta tenía ¡¡¡chorizo!!!) —algún día os hablaré de mi purismo por la paella… Una faceta de mi carácter que me hace realmente insoportable—, pero la tapa de albóndigas, por ejemplo, parecía bastante realista, aunque eso sí, todo con un punto pijo y ferranadriero para justificar su emplazamiento en un centro comercial de ropa de marca.

Como supondréis, no nos quedamos allí, sino que continuamos ¡más hacia el norte! por delante del brillante Wynn, del New Frontier y del todavía en pie Stardust… El paisaje en esta zona de la Strip es ligeramente diferente de lo que habíamos recorrido hasta entonces: los hoteles se espaciaban más entre sí (había mucho más terreno vacío entre ellos) y en muchos casos, se notaba que había habido demoliciones (de esas que tanto les gustan) y, por lo demás, la fisonomía de grandes y espectaculares casinos con imaginativas fachadas a lo parque de atracciones cambiaba para mostrar más terrenos con edificios privados, bloques de pisos y apartamentos de lujo y algún que otro campo de golf, todo ello en construcción.

Un poco más adelante, entre el hotel Riviera y el mítico Sahara (dos de los grandes antiguos hoteles-casinos que a saber hasta cuándo durarán en pie) se encontraba una curiosa zona llena de motelitos bajos y, cómo no, de las famosas capillas exprés de Las Vegas, cosa de la que os hablaré en el siguiente post.

[Fotos: 1) Crema antipicores que me compré en la farmacia de Las Vegas -Nota mental: ¡Tírala, Julia, está caducada ya!-, 2) Una servidora con el cartelón del Fantasma de la Ópera del Venetian detrás. También se ve un cachito de las reproducciones venecianas, 3) El Fashion Show Mall desde el otro lado de la Strip, 4) El Fashion Show Mall desde su propio lado de la Strip. También se ve un autobus de los de Deuce, de los que ya os hablé anteriormente, 5) El interior del bar español, 6) El final de la Strip, vista desde la planta superior del Stratosphere, en la que podéis ver lo que os cuento: ese primer hotel que se ve a la izquierda es el Sahara y el siguiente edificio bajito es el Riviera. entre ellos, se están construyendo zonas privadas. El edificio que se ve justo a la derecha de la foto es un rascacielos de apartamentos de lujo que aún estaba en construcción... Se ve todo mejor si ampliáis la foto].

3 comentarios:

eulez dijo...

Mu bonito el post... de la mitad de las cosas que cuentas no me acuerdo (??) pero, aún así, muy chulo. Me ha gustado. Lo que sí recuerdo con horror es como se te pusieron las piernas (después, en Tempe)... pfff

Anónimo dijo...

¿Hay una franquicia del Crique du Soleil en Las Vegas? Esa ciudad acaba de ganarse un punto.
Intentaré no usar crema depilatoria en los USA, por si las flies...

juliacgs dijo...

Bueno, lo de la crema depilatoria no creo que me ocurra más que a mí, que tengo una piel desastrosa... Pero tú ten cuidao con la salud, que no hay más que una.

Sobre el Cirque du Soleil ya hablaré (los posts se multiplican en mi cabeza como setas...), pero está claro que en Las Vegas hay atracciones para todo el mundo desde las bodas y las tragaperras, hasta los espectáculos del Cirque du soleil... ¡Y nosotros que nos quedamos sin verlos!