martes, 22 de mayo de 2007

La pizza del Lorenzo's


Ya estaréis hartos de oírme hablar de comida… Pero es que las cosas son así: uno de nuestros consuelos era comer, ¡sobre todo si podíamos comer cosas TAN buenas!

Lo de la pizza del Lorenzo’s Pizza, Pasta & Café queda fuera de toda descripción… Bueno, bien podría decir que sería una de esas cosas que me gustaría llevarme a una isla desierta, o que si existe cielo o infierno, deberían comer pizza del Lorenzo's… Porque decir que estaba DEMASIADO buena, se queda corto (cuando Internet evolucione, y se puedan transmitir olores y sabores, podría deleitaros con uno que seguro que os alimentaría).

Por lo que me he enterado, los dueños del Lorenzo's son sicilianos (auténtico, ¿eh?) y tienen dos restaurantes: uno, el de Tempe y otro, en Nueva York. Pablo corroboró que la pizza le recordaba mucho a las que había probado en Italia (nota mental: TENGO que ir a Italia).

La verdad es que no sé si, si no se nos hubiera escacharrado el portátil, hubiéramos acabado entrando allí, pero sí recuerdo que quedaba justo en el borde exterior del campus, en University Drive, y ya habíamos pasado muchas veces por delante, tanto en bici como a pie. Aquel día nos venía bien, porque luego teníamos que volver al campus, a que Pablo resolviera lo del portátil y yo tratara de continuar con mi trabajo.

Nuestra primera pizza del Lorenzo's la recuerdo como algo muy, pero que muy agradable. Dentro de la pizzería, que estaba medio vacía, y funcionaba como restaurante de comida rápida (había que hacer el pedido y luego ir a buscarlo), hacía una temperatura adecuada (gracias a Dios que no subían mucho el aire acondicionado) y por las ventanas entraba un solecito muy majo (no parecía ser el maldito sol abrasador que nos solía achicharrar las ideas). Decidimos pedir la pizza más grande que hubiera (nuestra elección fue ese día la Lorenzo’s special y, por no variar, nunca comimos ningún otro tipo de pizza… ¡Y mira que todas tenían un aspecto excelente!), porque habíamos recobrado el hambre de golpe, una vez que lo del portátil estaba en vías de recuperación.

Está claro que son los pequeños detalles los que hacen de un viaje algo especial o digno de recuerdo. Mi recuerdo de Arizona, en general, tiene un carácter negativo, porque muchas de las cosas que recuerdo no son en absoluto positivas (guardo muchos mejores recuerdos de Bremen, de Norwich, e incluso, de Estrasburgo); pero las pequeñas cosas que hicieron de nuestra estancia algo menos insoportable nos quedan en la memoria de manera imborrable. Son esas pequeñas cosas las que me hacen pensar que si algún día vuelvo a Tempe (cosa harto improbable, para qué vamos a engañarnos… Con la de sitios interesantes que hay en el mundo…), una de las cosas que me gustaría hacer, sería comerme una pizza special del Lorenzo's.

(Fotos: 1) La deliciosa pizza especial del Lorenzo's que nos jalamos el primer día... Cuando hice la foto ya estaba empezada, claro, que estábamos que nos moríamos de hambre, 2) Pablo posando con la pizza, justo antes de atacarla, 3) Foto de la entrada del Lorenzo's, de la página del enlace que os pongo más arriba).

2 comentarios:

eulez dijo...

Estaba buena de las narices... Creo que la pizzería decía que aquello era un pedazo de Nueva York en Tempe... una prueba más de que ciertas zonas de EEUU deben merecer la pena (como, por ejemplo, Nueva York). De verdad, que bueno estaba aquello. Nos comprábamos la pizza gigante esa, que constaba unos 12$ (confirma Julia) y teníamos para comer dos días (por supuesto, no nos podíamos comer la pizza entera de una vez). Encima barato. Si algo hecho de menos de EEUU es la calidad y el precio de la comida (me refiero a cosas como esta y a la carne del supermercado)

juliacgs dijo...

No, no, no... No eran 12$; eran 21$ junto con las bebidas, o sea, que la pizza sola debía rondar los 18$... En todo caso, ¡salía muy barato y muy bien, por comerse un pedazo de aquella maravilla!