domingo, 15 de abril de 2007

Tardes de cine: Monster House

Otro de nuestros entretenimientos habituales era, por supuesto, ir al cine… No habíamos vuelto desde que fuimos a ver Superman, así que una de esas tardes, montamos por primera vez a nuestras bicis en el autobús para dirigirnos al Arizona Mills Mall, porque queríamos ir a ver una de las pelis de animación que habíamos visto anunciadas, Monster House.

Probablemente, si la hubieran seguido poniendo en el cine del Downtown, habríamos ido allí, pero ya había pasado un tiempo desde que la estrenaron. Yo tenía muchas ganas de verla y por eso empalmamos hasta allí otra vez ¡esta vez en autobús!


Antes de ver la peli (no llegamos a la sesión de por la tarde, así que preferimos esperar una hora hasta la siguiente sesión, que era a las ocho...) nos dimos un garbeíllo por el Arizona Mills Mall. El calor de nuestro primer día no había distorsionado nuestra opinión: aquello era un puto centro comercial de aburridas tiendas de ocasión… Por suerte, como ese día estábamos más frescos (y a la vez, más preparados para el frío interior del aire acondicionado…), nos dimos un paseíllo.

Pablo se compró una mochila, porque la que se había comprado justo antes de irnos de Madrid en Coronel Tapioca se le había empezado a romper (y por supuesto, era imprescindible tener mochilas resistentes...) y yo me compré unas sandalias preciosas y baratísimas (sólo me costaron 4 dólares)… La verdad es que me habría comprado toda la tienda (ya hablamos de mi obsesión por los zapatos en otro post de Ruth)…

Luego nos sentamos en la zona de comidas, y nos dio por comernos una porción de pizza en el Sbarros (decidimos seguir la sugerencia de César y comernos una de pepperoni, que estaba muy buena…) y luego ya, entramos en el cine.

La peli era muy cortita, y la historia muy sencillita, pero nos gustó mucho la animación 3D, que ha evolucionado mucho desde sus principios...

Con la peli, también nos comimos un bolsazo de palomitas, aunque esto también nos proporcionó nuestras sorpresas: ¡¡No os podéis imaginar la de guarrerías que les echan los yanquis a las palomitas!! Eso sí: era muy baratas... No me acuerdo bien de cuánto costaban, pero si comprabas cualquiera de los dos tamaños más grandes, te dejaban hacer un refill (te lo llenaban de nuevo). Luego podías echarles desde ketchup y mostaza, hasta queso en polvo, pasando por sal (porque curiosamente, te las daban sosísimas…). Cuando fui a pedirle el refill, al acabar la película, la tipa me preguntó que si “con mantequilla"... Yo pensé que se refería a que si las quería hechas con mantequilla, o con alguna otra cosa… Así que le dije que sí, que con mantequilla… No os podéis imaginar lo que hizo: rellenó la bolsa de palomitas, la puso debajo de un grifo, que abrió, ¡¡¡¡y de él salió un chorro de mantequilla fundida con la cual pringó mis palomitas profusamente!!!! Yo lo probé y, en principio, no me disgustó tanto como podría… Pablo lo olió y le resultó asqueroso... En lugar de hacerle caso y tirarlas, me las guardé en la mochila, por ver si luego resultaban más apetecibles... ¡¡Y cuando la abrí en casa, el olor era nauseabundo!! En fin... A partir de entonces, me preocupaba por decirles NOOOOOOO, cuando me preguntaban lo de la maldita butter...

De vuelta a casa cogimos de nuevo el autobús, pero uno que nos dejaba mucho más cerquita de casa que del campus: sólo teníamos que recorrer una calle para llegar, y aunque ya eran las diez y era noche cerrada, no pasamos miedo.

(Fotos: 1) Cartel de Monster House... Mmm, no sé de dónde lo saqué, 2) Los dos protas de la peli (falta la niña pelirroja) de www.migueldaza.com, 3) Una porción de pizza de pepperoni de Sbarro's... Tampoco me acuerdo de donde lo saqué, pero vamos, no es mía, 4) Aquí podéis ver un ejemplo de los precios de las palomitas, de www.pizzapucks.com...En nuestros cines el refill se aplicaba a los dos tamaños superiores y no eran cubos, sino bolsas...)

5 comentarios:

eulez dijo...

Dios, que asco el olor de la mantequilla derretida sobre las palomitas. Los yanquis se las comen con chorros y chorros de "eso". De verdad que el olor a mierda es más
agradable que eso. Y Julia se las comía. Luego, al cabo del rato, ya se dió cuenta de que era asqueroso. A partir de entonces nos entraba la histeria cada vez que íbamos
al cine y comprábamos palomitas, vamos, cada vez que la dependienta acercaba el cucurucho a cualquier cosa parecida a un grifo, se oía un grito en todo el cine: "NONONONONO!!!"

Sobre la peli esta la entendí bien. Fue en la siguiente donde ya empecé a entender poco. Y en la siguiente, casi nada. Mi inglés fue descendiendo a medida que permanecía en Arizona.

Franwerst dijo...

Jeje.. curioso este marketing de los norteamericanos... "si compras el grande te lo dejamos rellenar hasta el infinito", y así parece que te estén vendiendo el infinito por 5 "pavos". Me imagino a una clase de primaria de 30 monstruitos haciendo cola en el mostrador de las palomitas ¿Nos da uno grande?...

En cuanto a la mantequilla esa la verdad es que no tiene una pinta muy sana (hubiera molao la foto del amasijo jeje). Yo cuando estuve en Albuquerque en el autobúsque nos llevó a Socorro tenían unos mini-snacks que no eran otra cosa que las clásicas ¡galletas de crema de maní! (las que comía el oso yogui, creo.. jajaja). Nada del otro mundo, pero cuando el hambre aprieta, cayeron unas cuantas.

juliacgs dijo...

El otro día, en los Simpson, iba Homer al cine y le pedía al dependiente (el adolescente ese que hace gallos, con la cara llena de granos) que le pusiera mantequilla en los cacahuetes. El otro le decía "¡Pero señor, no echamos mantequilla a los cacahuetes!", pero aún así, Homer lo obligaba a llenarle la bolsa de conguitos de mantequilla fundida hasta arriba. Luego, durante la película, le desarramaba a Marge toda la mantequilla en el regazo...

¡Totalmente repugnante!

Ah, y no te dejaban rellenar "hasta el infinito" (hubiera sido gracioso)... Sólo una segunda vez: luego te marcaban la bolsa con una X para que no volvieras a pedir más.

Anónimo dijo...

¡Qué decepcion Julia! Una cinéfila como tu comiendo palomitas en el cine... ;)

Tomás

juliacgs dijo...

Mmmmmm... Yo nunca he dicho que me parezca mal comer palomitas en el cine... No sé qué tiene que ver eso con la "cinefilez"... (Bueno, tampoco es que yo sea tan cinéfila... Me gusta el cine, pero no soy ninguna experta...) En fin, tampoco es que las palomitas hagan tanto ruido... ¡Las bolsas metálicas de patatas fritas hacen mucho más ruido!