miércoles, 4 de abril de 2007

Los efectos prácticos

Como ya os hemos comentado tanto Pablo como yo, definitivamente no tuvimos éxito a la hora de hacernos a las costumbres prácticas de los americanos (la verdad es que no voy a entrar a analizar si fue culpa nuestra o culpa de que esas costumbres eran excesivamente restrictivas... ¡Y poco europeas, por añadidura!).

Ya hemos quedado en que lo que hubiera sido imprescindible para aclimatarnos hubiera sido un buen cañonero (no lo voy a repetir más, que luego me dicen que me repito más que el ajo), pero no sólo la cosa nos fallaba en el movimiento, también en cosas más triviales, como a la hora de lavar la ropa…

A ver, no os creáis que estuvimos sin lavar la ropa tres meses ¡hombre, no! Pero el método yanqui lavadora-secadora, no molaba nada de nada, porque en nuestro hotel teníamos una pequeña on-site guest laundry, con máquinas muy parecidas a las de la foto, que funcionaban con monedas de un cuarto de dólar (bueno, había que añadirles algo más si querías el lavado extra-super-chachi). Si ya los meneos que le metían a la ropa estas máquinas eran bastante dañinos, no queráis saber lo que hacían esas inútiles secadoras destartaladas… Al final, después de algunos vanos intentos (y que se cargaran una camiseta preciosa que me compré en Madrid justo antes de irnos), desistimos del uso de esos inventos del diablo…

Claro, como todas las ventanas estaban selladas con mosquiteras (y fijo que hubieran llamado a los federales si se nos hubiera ocurrido colgar nuestra ropa interior de nuestras ventanas...), no nos quedaba más remedio que idear otros métodos... ¡Como colgarla por todo el baño o delante del aire acondicionado! (tardaba horas en secarse, porque el aire salía muy frío).

(Fotos: 1) La foto de las secadoras es de www.shannonhemmett.com/images/laundry.jpg y 2)¡¡¡Esta otra foto es de nuestra propia colada!!! Y de un día que me dediqué a hacer fotos raras…)

3 comentarios:

eulez dijo...

El problema era secar la ropa, porque la lavadora del hotel más o menos lavaba. Como no teníamos terraza, no podíamos secar la ropa en la calle, (dado el calor insoportable seguro que se secaba en 10 minutos). La alternativa era ir a algun "laundry" en Tempe, pero sin coche era totalmente imposible llevar la ropa a ninguna parte. Vamos, un problema logístico, cosas de vivir en un hotel.

Dabidovich! dijo...

Desde luego las secadoras son el "típico invento-hombre-blanco".

Me imagino al padre de Binta (del corto Binta y la gran idea, de JAvier Fesser) escuchando de boca de su amigo eso de: "Y los hombres blancos tienen máquinas para secar la ropa" Seguido de una buena carcajada...

Seguro que allí, al aire, la ropa se secaría en unos nanosegundos.

Es como descongelar en el microondas... a lo que nos obliga este ritmo de vida irracional.

Ya estamos tardando para que nos den clases de sentido común energético.

juliacgs dijo...

Jopé, y todavía lo de descongelar al microondas, qué se yo... Es ciertoque también es tonto, pero si el factor tiempo apremia, la mayoría de las veces utilizamos máquinas pa que nos ayuden a minimizarlo...

Pero lo de que se secara en secadora la ropa habiendo 50 grados a la sombra en la calle no tenía ni el más mínimo sentido: fijo que la ropa se hubiera secado antes en la calle que jodiéndose dentro de la máquina.

Pero bueno, no sé de qué me sorprendo... Esto era tan incongruente o menos que muchas otras cosas en ese bendito país...