martes, 20 de febrero de 2007

Phoenix II: The Central Station

La Central Station o estación central, que yo imaginaba como algo parecido a la estación de Conde de Casal de autobuses (fíjate que tampoco me la imaginaba como Atocha, ni nada por el estilo, ya creía yo que iba curada de espanto), no era ni siquiera eso… Se parecía mucho más a la estación de Gandía donde estuvimos esperando el autobús a principios de verano para ir a Daimúz (de eso ya os he hablado). Allí estuvimos comentando lo tercermundistas que eran algunas de las estaciones de las ciudades pequeñas españolas, y comentamos el detalle de que muchos de los horarios en la estación de Gandía estaban en valencià, ¡qué descortesía!

Pos fíjate, la Central Station de la gran Phoenix, una de las grandes ciudades de los magnificentes Estados Juntitos, no tenía ni carteles de los horarios, fíjate tú por dónde. La estación consistía en dos andenes (aceras) paralelos, de ahí que en el post anterior dijera que llamarla “estación” era una exageración. Bueno, también tenía una pequeña casita, del tamaño de un contador de la luz, donde vendían las entradas (y que, por supuesto, el sábado por la mañana, estaba más chapao que chapao).

Aunque no fuera una estación, entre aquellos andenes en los que apenas había un triste sombrajo y una fuentecilla de chorrillo en el medio, se reunían los tiraos y los homeless de la ¿ciudad?, que parecía que directamente vivían allí. Cuando llegamos, no nos quedamos mucho tiempo en la “estación”, pero cuando estábamos esperando el autobús de vuelta a Tempe, pegó la hebra con nosotros una pava que iba con su novio, y a la que le gustó mucho mi falda. Claro, cuando me preguntó dónde me la había comprado y le dije que en Madrid, España (Europa, en este caso creí conveniente añadir lo de Europa, que como luego se demostró, no fue en vano…), a lo cual me respondió contándome una larguísima historia sobre que su madre, efectivamente, había estado en España, en Europa, en una ciudad que tenía muchísimos canales… Ejem, yo, que intentaba interesarme por su historia, le pregunté si no sería en Italia o en Holanda la famosa ciudad esa de los canales (sospecho que se refería a Venecia… Me pegaba más su descripción que con Ámsterdam), pero la tía erre que erre, que no: empeñada que la ciudad esa tan genial estaba en España (como no fuera San Sebastián... Pero no me veo yo los canalillos de Donostia petaos de gondoleros *ja, ja*)…

Pues vale. Muchas otras veces nos importunaron diferentes yanquis por la calle, y la verdad, al principio los soportábamos, pero llegó un momento durante nuestra estancia en el que, de verdad, nos sentimos muy, pero que muy tentados a hacernos los “suecos”… Además, la actitud de todos ellos, sin excepción, siempre era “tú eres el guiri, aguántame el rollo, independientemente de si lo que voy a hacer es un despliegue de lo bien que me porto con extraterrestres como tú o de mi Ignorancia Supina”.

En fin, no hay mucho más que decir del par de andenes de la estación central, aparte de que por suerte, llevábamos el Bus Book, y pudimos saber que autobuses coger sin necesidad de rompernos la cabeza o preguntarle a algún yanqui-pesao-rollero.

Como os decía, nada más llegar allí eran aproximadamente las dos del mediodía, así que imaginaos el calor... Así que no quisimos echar raíces en la calle, y nos dirigimos hacia una especie de centro comercial que habíamos visto al pasar en el bus (supusimos que, por lo menos, allí tendrían aire acondicionado).

(Fotos: Dos fotos que encontré en internet de la estación central, demasiado floridas, la verdad. Cuando nosotros estuvimos allí, toda la zona estaba en obras, con las consecuentes aceras levantadas, y señales de colores chillones por todos lados, y por supuesto, no había tantos árboles verdes... ¿Cómo hacen eso de que en las fotos "lusca" mucho más vistoso de lo que en realidad es? Realidad = auténtico truño tercermundista hasta decir basta).

6 comentarios:

Ruth dijo...

¡Qué desolación, qué desolación!

Ciudad, gente, todo. Lo que no entiendo es cómo aguantasteis tanto tiempo.
Yo ultimamente intentaba ser más positiva con los Estados Juntitos pero con tu blog me lo estás poniendo mu, pero que mu dificil.

Adelante, sigue así que mola reafirmarse en las propias convicciones de uno mismo con su propio mecanismo.

Un saludillo

juliacgs dijo...

Güeno, no sé si tu última frase es de ánimo o de crítica, pero bueno (ambas cosas, supongo)...

Después de acabar de contaros lo de Phoenix prometo ponerme un poquillo más positiva... El caso es que la ciudad esta nos deprimió, porque creo que fue entonces cuando verdaderamente nos dimos cuenta de que estábamos en mitad de la nada, pero de la NADA con mayúsculas (yo hasta entonces tenía en la cabeza que si me aburría de Tempe, siempre podía irme de excursión a Phoenix algún día... Pero no lo hice ni una sola vez)...

Oye, ¡que no sea por mi culpa que tus buenas intenciones desaparecen! Tampoco es mi intención... Lo único es que el balance de este viaje no ha sido precisamente lo que yo llamaría positivo, y eso hace mucho. Me cuesta mucho más ponerme positiva que con otros de mis viajes...

Anónimo dijo...

Hola Julia, muy bueno lo de los canales... la madre que los parió! Por cierto, en ninguna foto hay gente en las calles ¿dónde están? Aunque es mi primer comentario, que sepas que entro todos los días a ver si hay nuevos posts. Un beso y ánimo con las tradus...

Luis

juliacgs dijo...

¡¡¡Hola Luis!!! ¡¡¡Bienvenido!!!

Me alegra mucho que te hayas decidido a escribirme tu comentario... Y por supuesto, ¡me alegra mucho también que me leas!

La verdad es que los próximos posts van a ser un poquito desoladores, ¡pero eso es lo que era Phoenix, a fin de cuentas! Tengo muchas ganas de "llegar" con mi narración a Las Vegas, porque, junto con la excursión al Gran Cañón, fueron las dos cosas de las que guardamos buenos recuerdos...

Mmmm, respecto a lo de la gente, no es que les dijeramos que se apartaran para hacer la foto, es que no había nadie!!!

Aún así, sigo insistiendo en que las fotos son de los más favorecedoras: el sitio al natural era mucho peor.

Pos eso, que bienvenido, ¡espero que sigas pasando por aquí!

Saludetes,

Julia

Ruth dijo...

No era una crítica para nada, más bien es todo lo contrario.
Lo de reafirmarse en las convicciones era por mí, reafirmarme YO, así me das argumetos para cuando Miguel se pone en plan pro-yankee (que menos mal que es pocas veces).

Creeme que esto es un mensaje de ánimo, ¿eh?

eulez dijo...

Pero Ruth, no hagas caso a Miguel en este tipo de cosas... Boston y su rollo universitario guay en un nanocosmos dentro de los Estados Juntitos, sobre todo comparado con la narración de Julia. Quiero decir, todo lo que Julia esta contando, especialmente de Fenix, es seguramente válido, al menos, para casi toda la costa oeste de los Juntitos (y todo el sur y el norte con nieve...). Lo que Miguel te diga de Boston, es válido para Boston. Y probablemente para Nueva York. Y ya está.

El otro día le comentaba a Julia acerca de la foto de Fenix, esa en que se ven todas las casas bajas y los cuatro edificios grandes en el centro, que la edificación de las ciudades en "el lejano oeste" sigue las pautas de las época de los vaqueros y los indios y todo eso. En realidad no ha cambiado mucho, la filosofía de vida es la misma: casas unifamiliares desperdigadas y un pequeño pueblo donde se compra uno la ropa. Las ciudades actuales en el Oeste son exactamente eso, solo que más apretadas: muchas casas bajas unifamiliares alrededor de un DownTown, donde están el centro económico, algún museo, el estadio del equipo de baloncesto o beisbol...

Esto es lo que hay en los Juntitos. De hecho, esta estancia ha sido superútil para evaluar las pelis norteamericanas... desde luego lo que se ve en ellas no suele ser lo que Miguel cuenta de Boston (exceptuando las ambientaciones en Nueva York, claro esta)