Pues allá que nos fuimos, ¡al oeste de Tempe! justo en la zona debajo del aeropuerto, pegando con la frontera de Phoenix… Precisamente ese día hacía muuucho calor, y yo me había puesto unas sandalias que me compré en Alemania el verano de Bremen... Craso error: las sandalias alemanas no valen para Arizona. Al cabo un rato, me hicieron una ampolla en la planta del pie, que me dolía aquello horrores.
Por suerte, como Pablo ya había sufrido un problema similar en Inglaterra, llevaba encima un par de calcetines, así que pude ponérmelos y continuar así…
Tuvimos que andar un buen trozo, primero porque no controlábamos muy bien por donde iba el autobús que cogimos (justo en esta zona, el autobús hace un giro raro que no se veía bien en el mapa… Luego nos enteramos de que el giro ni siquiera lo hace el domingo), luego nos bajamos una para más allá, casi en Phoenix, con lo cual, nos tocó desandar el camino andando por una explanada donde pegaba el sol de justicia… Luego ya encontramos la calle del hotel, en una zona que tiene una fisonomía bastante particular (no era como el resto de Tempe, con casitas bajas prefabricadas, o bloquecitos tipo los de Lemon Street): es algo parecido a las zonas industriales que rodean a los aeropuertos: con edificios industriales (siempre de una planta), con grandes aparcamientos para los empleados y parchecillos de hierba y aceras anchas. Además, la zona parecía más desierta (sobre todo en domingo) y por lo tanto más tranquila…
Llegamos a la calle 15th, que es donde se supone que estaba el hotel que íbamos a visitar, y nos encontramos con que era la calle de los hoteles: al principio había otro, un poco más allá un Red Roof y al fondo, el Homestead.
Entramos en el primero y nos atendió una chica, que nos dijo que no tenían habitaciones con cocina, pero que nos podrían poner una nevera (No way!!! No íbamos a estar tres meses comiendo de sus comidas)… El precio era similar al que habíamos visto del Homestead en internet.
Luego directamente nos dirigimos al Homestead (el Red Roof lo había visto en Internet y tampoco tenían cocinilla), y allí nos atendió un chaval muy majo que nos dijo que no podíamos ver ninguna habitación porque estaban todas ocupadas, pero nos calculó un presupuesto que salía más barato que por internet, porque contaba con sólo un inquilino, no con dos… Al final salía por unos cuarenta dólares al día, por lo que el mes nos salía a eso de 1200… Por supuesto, era mucho más de lo que habíamos calculado en un principio, pero está claro que tenía sus ventajas, sobre todo para los dos meses y 9 días que faltaban…
En fin… Hicimos la reserva del hotel, con la intención de seguir buscando durante toda la semana siguiente, mientras nos durara la reserva del Best Western, por si encontrábamos algo mejor; pero a mí, desde el principio, me convenció bastante.
Después de haber cumplido lo que íbamos a hacer, de nuevo volvimos al hotel, a comer de nuestro embutidito comprado en el super y a echarnos una supersiesta antes de la cena, porque iban a venir Tony y su mujer para llevarnos a cenar a algún sitio.
(Fotos de cosecha propia: 1) Homestead y 2) calle 52, que está muy cerca de la calle 15, donde está el Homestead y por último 3) Calle 15, en primer plan podéis ver el primer hotel que visitamos y allí al fondo, que no se ven mucho, están el Red Roof y el Homestead).
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