viernes, 14 de septiembre de 2007

Nuevos comentarios sobre Little Miss Sunshine


Continuando con este nuevo blog que ahora ha cambiado de nombre, os quería volver a hablar de esta brillantísima película de la que os adelanté mis comentarios en el blog hace ya mucho tiempo, cuando salió la película en España. Este fin de semana, intenté ponerme el DVD de la película (se lo regalé a Pablo por su cumpleaños este año) para refrescarme la memoria, pero nuestro reproductor de DVD está un poco tonto, y curiosamente, los DVD originales no los lee bien y se encalla cada dos por tres… Total, que tiro de mis recuerdos de entonces, aunque me hubiera gustado verla otra vez, para revivir sensaciones…

Bueno, alguna de las cosas ya las habíamos comentado en el otro post. Lo primero que me gustaría comentaros sobre Little Miss Sunshine es el enfoque tan curioso de marketing que se ha hecho aquí en España: la gente iba al cine a ver una comedia ligera. Ignoro cómo han planteado el doblaje (en fin, no creo que eso cambie mucho la cosa), pero no tengo la sensación de que sea simplemente una comedia: por lo menos para mí, significó muchas otras cosas.

Y es que ahora me doy cuenta de que, de alguna manera, llegados a este punto, nuestro cuerpo se estaba empezando a acostumbrar a estar en Tempe, y Little Miss Sunshine nos ayudó a darle perspectiva al entorno hostil que nos rodeaba… Aquellos días en los que por las tardes ya empezaba a correr una especie de aire caliente que significaba que ya habíamos dejado atrás el verano abrasador, mientras recorría en bici las calles de Tempe, en mi cabeza empezaba a tener algo muy claro: me estaba haciendo a Arizona, porque el ser humano parece no tener límites a la hora de acostumbrarse a casi cualquier cosa, pero eso nunca hubiera significado necesariamente que la costumbre me hiciera feliz (de hecho, me hacía más feliz pensar que, al fin y al cabo, tres meses es poquísimo -está claro que no es nada en comparación con lo que se va a tirar allí César-, y que un mes, que era lo que nos quedaba, se pasa volando).

Como os digo, Little Miss Sunshine me reconcilió un poco con nuestra situación: no creo que los autores de la película pretendieran hacer comedia sin más: todo tiene un trasfondo despiadadamente crítico que se comprende demasiado bien al recorrer las calles de Tempe, Scottdale o Phoenix (y la repanocha tiene que ser Nuevo México, que es donde los protagonistas comienzan su periplo)… El saber que alguien dentro de ese enorme país tenía tal capacidad crítica con respecto a sus congéneres (sobre cosas que, aparentemente, ellos mismos no ven, y nosotros sí notábamos, como por ejemplo, su hipócrita conducta social) nos ayudó a pasar el trago… Supongo que también ayudó el que a partir de ese momento, empezáramos a hacer cosas más interesantes: Las Vegas, el Gran Cañón...

(Diferentes fotos fijas de la película).

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