jueves, 27 de julio de 2006

La histeria burocrática

Una vez traspasado el punto de no-retorno (por supuesto, no nos íbamos tirar del avión durante el vuelo, aunque no os creáis que no hubo algún momento en el que hubiéramos podido decidir hacerlo), de repente, Pablo estaba mirando por enésima vez sus millones de papeles de la embajada, de la facultad (no veáis la de cosas que hay que hacer para sacarse un visado J-1… Os lo podría contar, pero se que si no os habéis aburrido ya, esa será la manera infalible de dormiros), etc., cuando de repente, se le ocurrió fijarse en la fecha de expiración de su visado y OHHHHH sorpresa, ponía que su visado expiraba el 10 de septiembre (para los que no lo sepáis, tenemos comprado el billete de vuelta para el 9 de octubre).

Curiosamente, yo no me puse histérica inmediatamente, pero Pablo se puso bastante nervioso ¡¡¡¡y todavía quedaban casi nueve horas para llegar a Philadelphia!!! Claro, se nos empezaron a ocurrir toda clase de posibilidades y variantes sobre lo que iba a ocurrir cuando llegáramos a la ventanilla de inmigración: que nos iban a deportar, que nos iban a meter en un cuarto oscuro, que nos iban a enviar a Guantánamo… En fin… Lo mismo os parece una tontería, pero claro, con todo lo que nos habían contado unos y otros sobre la experiencia de la aduana americana, era como para estar preocupados… En realidad, parece un poco estúpido, pero era yo la que aparentemente no iba a tener problemas para entrar en EEUU, ya que mi pasaporte es nuevo. Inciso para los que no lo sepáis, Bush firmo el pasado octubre una ley que prohíbe a los turistas de países que entran dentro del programa de exención de visado que entren en EEUU sin un pasaporte electrónico, que lo llaman (que tiene una bandita magnética… Luego os coloco una foto del mío). En cambio, Pablo, como se había sacado el visado, tiene un pasaporte antiguo, así que sin visado, su pasaporte no vale de nada… Total, barajamos todas las posibilidades: que si quizás le dejarían entrar en EEUU, pero echándole la bronca, que si quizás podríamos poner a Dios por testigo e interponer demandas contra la embajada, inmigración y el propio Bush (cosa que por cierto, no se puede, si sentís curiosidad, porque te hacen firmar en ciento y un mil papeles que cedes el poder de decisión de que te dejen entrar en el país al funcionario de inmigración correspondiente…). Como ya os digo, yo no me puse nerviosa inmediatamente, pero al cabo de unas cuantas horas discutiendo el tema desde todos los ángulos posibles, si que me puse de los nervios… Pero cuando quedaban así como cuatro o cinco horas para llegar, decidimos que ponernos nerviosos era una estupidez y la verdad es que nos empezamos a reír del asunto.

Por lo demás, la parejita que se sentó delante de nosotros nos estuvo dando la paliza todo el maldito vuelo intentando poner el asiento horizontal sobre nosotros (primero pensamos que eran la típica pareja de gabachos tocanarices, pero luego resultó que eran… ¡argentinos! Mejor, porque así entendieron los exabruptos que les lanzábamos cada vez que nos machacaban las rótulas) y estuvimos viendo diferentes series de la tele (los Simpson, un horror llamado Everybody loves Raymond, Frasier, Joey, etc.) en las televisioncitas individuales del avión (mucha mamonada multimedia, pero los asientos del maldito vuelo trasatlántico eran más estrechos que los del vuelo interior en EEUU) y, por lo menos, nos dieron de comer pollo con verduritas (Oh, verduritas mías, como os echo de menos… No veo la hora de cocinarme veinte kilos de brócoli con zanahoria… Cuando tenga cocina, me va a dar un entripao de verduras) y nos dieron varias veces de beber. Por lo menos en eso, parece que las compañías aéreas norteamericanas no han perdido la poca vergüenza que le queda al sector, como sus colegas las españolas, y por lo menos dan, como buenas samaritanas, de beber al sediento, si es necesario, sin necesidad de cobrarle veintiochomil euros/dólares.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

vaya juli ahora entiendo por que esto se llama los viajes de juliver, la verdad te pasan unas cosas muy raras cuando vas de viaje, ah y ya he visto que me has incluido en tu superhipermegahistoria.
Bueno pos como te he puesto en el otro comentario:
Muxos besotes
@n@

Anónimo dijo...

Bueno, bueno. Pues me gusta mucho la idea del blog! y quiero fotos!

Y cuentanos el final... que paso en la aduana, como vais a resolver lo del visado.

Ah! y si veis por ahi al correcaminos saludadle de mi parte con un barreno de dinamita marca acme :-)

Besos. Cesar.

Anónimo dijo...

¿Cómo ha acabado la historia de lo del límite del visado? (si es que ha acabado.

Papá