viernes, 21 de noviembre de 2008

Segundo paseo por la Strip I: Una torre estratosférica

Y, de repente, ahora sí, hago un esfuerzo de memoria para intentar recordar qué hicimos aquellos días de septiembre de 2006 (¡Madre mía! ¡Hace más de dos años ya!), cuando recorrimos la Strip en sentido norte, para llegar hasta esa impresionante torre del hotel Stratosphere, que marca el final de la avenida más importante de Las Vegas...

Antes de continuar os diré que leyendo los dos últimos posts (estaba pensando en releerme todo lo escrito hasta ahora, pero no creo que me dé tiempo de momento…), vuelvo a revivir la curiosa agradable sensación que nos produjeron aquellos días en Las Vegas... Creo que ya os lo he dicho, pero ¡fueron todo un paréntesis a nuestra vida arizónica!

En fin, en esas estábamos según conté hace dos posts (en éste y en éste), después de una zona de la Strip casi vacía, alcanzamos la altísima torre del Stratosphere, ese último hotel de la Strip, desde cuya altura se puede ver todo Las Vegas. Era ya la hora de comer (nos habíamos levantado bastante tarde...), así que vimos los carteles de una apetitosa hamburguesería y no sé muy bien porqué, llegamos a la conclusión de que estaba en la planta intermedia de la torre...

Teníamos ganas de hacer un exceso y comernos una hamburguesa enoooorme. Había visto un reportaje en Arizona sobre Las Vegas y sacaban un concurso (el Big Daddy Eating Contest) para ver quién se comía más hamburguesas —muy à la Homer Simpson— y al final ganaba una minúscula chica de rasgos orientales... ¡Parecía imposible que fuera capaz de ganar a sus contricantes, unos enormes camioneros tatuados! En fin, en ese reportaje también hablaban de una hamburguesería llamada Big Daddy en la que preparaban las hamburguesas homónimas, con el diámetro de una rueda de cañonero... Pensamos que quizás habíamos encontrado un sitio similar en el Stratosphere (de hecho, hay uno en Las Vegas, pero no he sabido encontrar dónde… Ahora sé que hay uno en pleno centro de Nueva York, en el 239 de Park Avenue South, para más señas), así que nuestros voceantes estómagos nos guiaron hacia la base de la torre para comprar las entradas para subir hasta el mirador...


Al final, resultó que nos habíamos equivocado y la hamburguesería estaba abajo, en el casino, y estuvimos a punto de entrar a comer en el Top of the World, un restaurante de esos giratorios, a 200 dólares el cubierto… Reaccionamos a tiempo (sí, bueno, si hubiéramos reaccionado un poco antes de ver los precios en la carta mientras la camarera iba a buscarnos una mesa hubiera sido un poco mejor... ¡¡¡pero todo es culpa de la maldita mala costumbre de los americanos de no colocar la carta en la entrada!!!) y al final acabamos comiéndonos un perrito caliente en el mirador, que era toda una atracción en sí mismo, ¡tenía unas vistas magníficas!

Otra de las cosas más espectaculares del Stratosphere (y de Las Vegas en general) son las atracciones que el mirador del Stratosphere tiene en su cúpula (las llamadas “Triple Thrills” o “Three Thrills”… Vamos, las tres marías de las atracciones). Cada cual de las tres es más alocada y suicida, ¡parecen ideadas y construidas por el Joker! El día que nosotros subimos al mirador, estaban cerradas porque hacía un poco de viento… Y ya se sabe, teniendo un balancín que te deja suspendido en el vacío (X-Cream), la caída libre más alta del mundo (Big Shot) o el aparatejo ese (que se llama Insanity, y con razón) que te da vueltas en el vacío hasta que consigue que eches hasta tu primera papilla sobre las cabecitas de los lasvegueños, es posible que cualquiera de ellos se estropee o lo que es peor, deje caer a alguno de los locos que se ha subido en ellos al vacío y se estampe contra el cálido pavimento... Sí, sí... Por algún sitio he leído que hay unas cuatro o cinco muertes al año de gente que no se ata bien el cinturón de seguridad y acaba hecha fosfatina contra el suelo… Por supuesto, se recomienda encarecidamente a aquellas personas que padezcan del corazón que no se monten, porque también han tenido casos de paradas cardíacas... Y lo que sí suele pasar con relativa frecuencia es que el cacharro se estropee en plena faena y os quedéis “colgaos” boca abajo durante una horita y media, cosa que le pasaba un día sí y otro también a la antigua montaña rusa que fue desmantelada y sustituida por las tres marías… ¿Quién dijo miedo? ¡Id a Las Vegas y atreveos a montaros en esas máquinas infernales, valientes!

En fin, yo ya tuve suficiente montaña rusa con la vino después… Pero eso os lo contaré en otra ocasión... Por lo demás, el mirador del Stratosphere nos gustó muchísimo, hicimos unas fotos maravillosas de toda la vista, pudimos divisar incluso la zona de casitas bajas de las Vegas (resultaba sorprendente ver cómo de abruptamente se terminaba la zona industrial y comenzaba la zona residencial para dejar ésta paso al desierto de nuevo…) y fue lo más cerca que estuvimos del mítico Downtown que aparece en tantísimas películas (hubiéramos querido darnos unas vueltecilla por allí, pero al final, no tuvimos tiempo), pues quedaba hacia el norte de la torre y se veía desde ella todo el conglomerado de hoteles que lo formaban.


Una vez que dimos varias vueltas admirando las vistas y nos cansamos de hacer fotos, ya entrada la tarde bajamos a poner los pies en el suelo y camino de vuelta hacia el sur de la Strip... Lo siguiente que hicimos, en próximos posts.

Aérea1


[Fotos: 1) Torre del Stratosphere -cosecha propia-, 2) Vista del horizonte lasvegueño -cosecha propia-, 3) ¡Nuestras entradas para subir al mirador de la torre!, 4) Un ejemplo de Big Daddy... También tendríais que ver ésta, para que podáis tener una referencia para apreciar el tamaño real del hamburguesón en comparación con el tamaño de la hambrienta muchacha que ganó el concurso, 5) Copia de una publicidad de las atracciones del Stratosphere, cortesía de Las Vegas magazine, 6) El X-Cream, 7) La torre con detalle del Big Shot, 8) El Insanity, ese invento del Joker, 9) Foto de cosecha propia del Downtown Vegas, 10) Panorámica de la Strip hecha desde el mirador del Stratosphere -cosecha propia-.]


martes, 11 de noviembre de 2008

He comprendido algo

No sé quienes de vosotros leereis este post, más que nada porque no creo que esperárais que este blog volviera a la vida… (¡Hay tantos blogs —tan aburridos como el mío y más— que duran mucho menos que éste!), pero mientras veía hace una semana el especial sobre el recuento de votos en Estados Unidos, me di cuenta de algo en lo que he estado pensando mucho en los últimos meses: sé que si no termino esta historia, me voy a sentir muy mal, muy frustrada en general.

Sí, de vez en cuando, aparecían los corresponsales que informaban sobre los republicanos, que esperaban expectantes en la fiesta de McCain en Phoenix, y me venían a la cabeza un millón de cosas... Aún me pregunto qué hacíamos allí durante el verano de 2006... Poco a poco, los motivos de aquel viaje se me olvidan, y sólo se me quedan en la memoria los pequeños detalles... Y, por supuesto, al ver el mapa electoral y después de haber catado este verano un poquito de la costa este, me di cuenta de que nuestra experiencia arizónica fue algo muy específico y, sin duda alguna, irrepetible por nuestra parte, jeje.

En fin, toda esta perorata para deciros que no sé cuánto tardaré, no sé con qué frecuencia podré escribir, pero desearía terminar este blog arizónico/lasvegueño, ponerle un punto final, cosa que quizás me ayude a cerrar este relato, aquella calurosa experiencia, aquel momento, que gracias a la noche electoral de hace una semana, ya pertenece al pasado lejano...


Pues eso, que este post no es una promesa, sólo es una declaración de intenciones, ¿y qué mejor que haber decidido empezar con buen pie durante una noche electoral?