domingo, 22 de octubre de 2006

Little Miss Sunshine

Bueno, y como lo prometido es deuda, aquí tenéis el post que en su momento escribí sobre Little Miss Sunshine, cuando fuimos a verla el 6 de septiembre (¡¡¡Ufff!!! ¡¡¡Parece que haya pasado una eternidad desde entonces!!!).

Acerca de esta película, ya sabéis que Pablo, que es más previsor que yo, os ha escrito dos posts en su blog, que se llaman: Little Miss Sunshine y Pequeña Miss Sunshine.

No voy a cambiaros los tiempos verbales; os voy a dejar el post tal cual lo escribí entonces... ¡Espero que no os hagáis un lío!

Hoy Pablo y yo hemos ido al cine ese que aparece en uno de mis primeros posts, el de cine independiente, a ver esta película excepcional, que no podéis perderos. De hecho, en las circunstancias actuales, me ha llegado tanto a la médula que al acabar, después de haberme reído como loca, tanto que se me saltaban las lágrimas, me ha entrado una llorera terrible. No sabría explicaros con precisión qué me ha pasado, porque tenéis que ver la película para entenderlo, pero si vais a verla, os aseguro que no os dejará indiferentes.

Berta, tienes que verla; seguro que te gustará. Me he acordado un poquito de la que me recomendaste el verano que estuve en Bremen, ¿te acuerdas? La de Wilbur se quiere suicidar; que me encantó; porque también era una de esas pequeñitas películas con muchísima personalidad… Esta sólo dura una hora y cuarenta minutos, pero el argumento, los personajes, los actores (entre ellos, los más conocidos Toni Collette –La boda de Muriel- y Grez Kinnear – Mejor imposible-), el guión, el rodaje y las tomas exteriores del maldito desierto de Arizona valen su peso en oro. Con razón ha sido toda una sensación en el festival de Sundance de este año.

Además, como ya os digo, encima está ambientada aquí mismo. En líneas generales, os diré que es la historia de una peculiar familia que vive en Nuevo México y que deciden echarse a la carretera para llevar a la hija pequeña de siete años a un concurso de belleza en California y por supuesto, pasan por Scottsdale (donde estaba nuestro primer hotel), ¡aquí al ladito! Lo importante de eso es que el paisaje es el de aquí, y se ven muy bien algunas de las cosas que os he estado contando; y otras se ven casi mejor de lo que yo jamás pueda contaros con palabras, porque toda la película tiene un punto agridulce fantástico. Y el final, como ocurre en las buenas películas, es absolutamente genial.

De verdad que no quiero destripárosla, pero puedo decir que me ha reconciliado de algún modo con el hecho de estar aquí, ves que no estás loco, que ese gusanillo de infelicidad que nos agobia de vez en cuando a Pablo y a mí no es algo intangible que sólo sintamos nosotros: hay gente aquí que analiza la insatisfacción de este país suyo, que a veces parece de plástico, y son capaces de hacer pequeñas joyas como esta, cáusticas e incisivas y críticas hasta el punto de que Pablo y yo nos hemos reído como locos en algunos momentos en los que los americanos que había en el cine ni se reían, porque creemos que no eran capaces de entender lo irónico que resulta ver ciertas de sus costumbres y de su superficialidad feroz expuestas de tal manera. Más quisieran los cineastas de otros lugares, como por ejemplo… ¡Un, dos, tres, responda otra vez! España. (Ja!!! Me río sólo de pensar en el anuncio aquel de Antonio Resines de “Mi papá no vendrá a mi partido de béisbol”… Insisto: ¡¡¡Más quisieran!!!).

En fin… No creo que os esté ayudando en nada el hecho de que os esté contando todo esto… ¡¡¡¡Tenéis que verla y ya me contaréis!!!!

(Sí, efectivamente, la foto es del aquel mismo día 6 de septiembre, después de salir del cine, con la nariz y los ojos un poco colorados, después del sofocón).

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Iremos a verla.

eulez dijo...

En El Pais la ponen bastante bien. Mirad la crítica aquí

Ruth dijo...

¡Genial película!!!!
Julia, entiendo por qué te dió la llorera al acabar la peli, en realidad, aunque la hayan catalogado como comedia y haya momentos realmente desternillantes, es verdaderamente trágica. No es dura al estilo de "Hotel Ruanda" pero es muy dura.

No termino de entender muy bien tu cometario "Pablo y yo nos hemos reído como locos en algunos momentos en los que los americanos que había en el cine ni se reían" pero claro, tampoco he estado allí como vosotros.
Nosotros fuimos a verla a los cines de Principe Pio (centro comercial) y pensamos que habría un público un poco peculiar ya que no serían ni los típicos espectadores de la americanada de turno ni tampoco los "intelectuales" de la Filmoteca, pero fue mucho más triste, ni siquiera había una muestra de público representativa ya que eramos 8 personas en la sala un Miercoles, dia del espectador. Debe ser que ya la gente no va al cine entre semana y se han acabado las supercolas el día del espectador.

De todas formas, como vosotros, recomiendo la película encarecidamente.

Un saludo
Ruth

juliacgs dijo...

¡¡¡Genial que hayáis ido!!! Luego la comentamos (yo, que estoy literalmente acoplada a la UNED, hala).

Me alegro de que os haya gustado. A mí también me sorprende que aquí la estén promocionando sólo como una comedia, porque precisamente creo que la gracia que tiene radica en el punto agridulce. Lo que no me sorprende es que aquí se esté distribuyendo más que en EEUU.

Con lo de que Pablo y yo nos reímos como locos, me refería a que había momentos realmente graciosos, y para más señas, realmente ofensivos para el “género americano” y Pablo y yo, como estábamos ahí, sufriéndolo, nos hacía mucha gracia (por ejemplo, la escena del motel y el chaval viendo el discurso de Bush en la tele), pero que no arrancó ni una sola carcajada de los cuatro gatos que estaban con nosotros en el cine (no debían de ser más de los que os acompañaban a vosotros)… Había otras escenas irónicas y frías, que de tan irónicas, resultaban burlescas, y que a nosotros nos hicieron gracia (pero lo que ya he dicho, gracia amarga), pero los americanos ni se meneaban en sus butacas... En fin, a eso me refería.

En cuanto a lo de los espectadores, supongo que debido a la publicidad, no creo que los culturetas de la Filmoteca (lástima que la Filmoteca sólo sea para ellos… A mí me gustaría que fuera un cine con menos aspiraciones; o que hubiera más de ese tipo, para que pudieran diversificar un poco) ni los amantes de las bobadas americanas se decidan a ir… Te aseguro que en Arizona, los que entraban a verla no eran el tipo de gente que entraba a ver Jackass 2 o la inefable Snakes on a plane (Ahí estamos, Elsa Pataky, ¡poniendo tu granito de arena!); pero creo que precisamente lo bueno de esta peli es que no tiene aspiraciones, ni culturales ni moralistas, demasiado elevadas… Supongo que esas son las buenas películas.