viernes, 28 de septiembre de 2007

Piratas del Caribe 2: Segundas partes jamás fueron buenas


Aún quedaban unos cuantos días para que nos marcháramos a Las Vegas, y chicos, había que matar el tiempo… Desde antes de Little Miss Sunshine, encontramos un muy buen consuelo en el cine, sobre todo desde que los multicines del Downtown, el Harkins Centerpoint 11, era lo más acogedor que teníamos en Tempe: el cine estaba totalmente vacío casi siempre (Hombre, casi siempre íbamos a ver pelis que ya llevaban semanas estrenadas y que no eran Jackass 2 o Snakes on a Plane, pos eso... Como en el salón de casa) y el personal era bastante majo: la tipa de la entrada nos daba su opinión sobre las pelis que íbamos a ver (Piratas... le parecía totalmente AWESOME) y los de las palomitas nos ponían un montón, incluso en el second helping y SIN mantequilla... De hecho, hubiéramos podido quedarnos a ver varias pelis, y pagar sólo una, porque allí no nos hacían ni caso, y en la planta de arriba no había ningún vigilante, pero no lo hicimos, porque si no, hubiéramos tenido que volvernos demasiado tarde a casa…

Bueno, tengo que hablar sobre Piratas del Caribe 2, no me queda más remedio, y eso que probablemente heriré las sensibilidades de los/las fans de Orlandito (el blandito) Bloom, entre otros ;-))… Perdonadme (¡Olga y Juan Carlos especialmente!) de antemano… La culpable de que fuéramos a verla fue, por supuesto, mi hermana Ana (que cuando le dije "¡Qué truño de peli, Ana!", me contestó "Ah, sí, ¿verdad?"), con la que fui a ver la primera peli, y que luego se convirtió en la partitura favorita de su orquesta (Ana tocaba la viola, ahora toca la guitarra)… A ver si me pasa un archivo de audio, y os lo coloco para que lo oigáis, porque la versión del tema principal les quedaba muy, muy bien (parecido a estos…). Hombre, a mí Piratas del Caribe: La maldición de la perla negra sí que me gustó, dentro de lo que cabe me pareció una historia con gracia (con muchas referencias a los chistes del maravilloso Monkey Island… Reconozco que haber hecho una peli con el argumento de Monkey Island al pie de la letra habría sido un ejercicio de surrealismo demasié), y eso que detesto profundamente a Keira Knightley, sobre todo desde que decidiera osar a cometer el sacrilegio de deshonrar Pride & Prejudice (vale, acepto que la culpa no fue sólo suya...), pero es cierto que una película entretenida…

Claro, pero entonces llegamos a este Piratas del Caribe: El cofre del hombre muerto, y nos encontramos con que cuando no hay argumento, no se puede sacar petróleo, lo siento… Y sí, Johny Deep es gracioso en la primera película: porque sus intervenciones están limitadas a lo que marca el buen gusto… Y cuando pretendes que el tipo repita los mismos gags película tras película, pues chico, el bendito Jack Sparrow pierde la gracia. Pero el peor problema de esta peli no es que Jack Sparrow sea un pesao, que la Elizabeth Swam de repente quiera hacerse una piratona de lo más durote (venga tía, ¡¡¡si parece que se te van a quebrar los huesos!!!), o que Blandito Bloom casi se nos deshaga como mantequilla fundida… No, lo peor es que es ETERNA. Es larguísima, no tiene fin, podríamos habernos comido ocho cubos de palomitas (sólo nos comimos dos, no somos tan gochos…)… A partir de cierto momento, empecé a mirar el reloj cada cinco minutos… Lo único que merece un poco la pena es el personaje e interpretación del hombre-pulpo, Davy Jones, interpretado por Bill Nighy...

A principios de este verano, Ana y yo volvimos al cine a ver la tercera parte, Piratas del Caribe 3: En el fin del mundo (Sí, os preguntaréis ¿cómo es posible que me metiera en el cine otra vez para someterme a aquello? La explicación es que simplemente fue un intercambio: Piratas 3 en español por Harry Potter 5 en VOS) y lo curioso es que, como iba predispuesta a ver un pestiño de dimensiones estratosféricas, no me pareció tan terrible como la segunda... Recuerdo que Pablo se cabreó... ¡No me lo perdonará nunca! Ahora, soy mucho más precavida cuando voy con él al cine… Una cosa es que yo me meta a ver el rollazo-piratero, y otra es que arrastre a los demás conmigo...

En fin, Pablo…Perdona. Por lo menos, el resto de películas que vimos fueron indudablemente mejores.

martes, 25 de septiembre de 2007

The Healing Field: Recuerdo del 11-S

Como os comentaba en el post anterior, tras cuatro días de horario completo de traducción, entregué la bendita traducción y, por fin, pudimos acercarnos al Tempe Town Lake para ver el plantel de banderas. Os explico: el Healing Field consistía en una monumental plantada de banderas americanas: en principio, una por cada persona fallecida en los atentados del 11 de septiembre de 2001.



Healing Field


Tengo que reconocer que, como idea no dejaba de ser impresionante. Sobre todo, dada la proverbial veneración que los americanos siente por su bandera como símbolo patrio. Cuando fuimos al parque, ya era de noche cerrada (recordad que desde hacía un tiempo, comenzaba a anochecer a las 6 de la tarde…), por lo que las miles de banderas ondeantes plantadas en el césped resultaban fantasmagóricas y allá donde uno mirara, veía banderas y más banderas…

Como digo, todo esto podría haberse quedado en un bonito y sentido homenaje recordatorio de la desgracia del 11-S… Si no fuera porque… Si no fuera porque… ¡¡¡Los yanquis habían montado allí un auténtico chiringuito de feria!!! En primer lugar, desde una carpa en el centro del parque (cuando entramos en el parque no vimos qué había en ella) salía una música pachanguera terrible… No llegaba a ser Reggaetón por muy poco… Nos pareció un poco raro, pero no le dimos mayor importancia: solamente lo achacamos al mal gusto musical de los arizónicos… En el parque había bastante gente, sobre todo familias con niños, y por supuesto, muchos de ellos compraban perritos calientes y palomitas de un puesto fijo que había al lado de la orilla (pues eso, lo que os digo, una feria sin noria ni tiovivo...) Además, vimos que había unas cuantas personas recogiendo banderas (podéis verlo en el vídeo que os pongo aquí), cosa que en principio no nos llamó la atención, porque era el último día del Healing Field, y pensamos que estaban, simplemente, retirándose…

Ah, pero cuando alcanzamos la carpa de la que salía la música nos quedamos alucinando: resulta que las happy families que andaban por allí paseando ¡¡¡¡se estaban comprando las banderas!!!! (cada bandera costaba un dólar… Con el alucinante cambio actual, eso se queda en 70 centimillos de euro).





Recapitulemos: Healing Field = campo de banderas. Una bandera x Fallecido del 11-S. Yanquis arizónicos de la estepa *¡¡¡esos americanos de pro!!!* comprando mogollón de banderas de a dólar... ¿¿¿??? Vamos, no quiero dármelas de lista ni nada, pero para mí que, al menos simbólicamente, se llevaban varias almas de los pobres fallecidos en el atentado, junto con otros merchadaisings del estilo de posters, blocs de notas, camisetas como esas que compras en los parques de atracciones en las que pone "Yo sobreviví al Dragón Khan"...

Lo más gracioso de este tema es que no os vayáis a creer que los fondos iban a alguna asociación para los huérfanos y las viudas del 11-S… No señora no. El dinero iba a una asociación en contra del abuso infantil (fijo que siguiendo la cadena de incongruencias, la asociación esa estaba regentada por curas católicos).

Por lo que leo en la página web del evento (que, por supuesto, han repetido este año), el método ha dejado de funcionar a bandera a un dólar, y ahora cada buen americano esponsoriza una de las 3.000 banderas, y se encargan de plantar la suya propia... Brrrr.

Chicos, qué se yo… Será que mi europea mente no me deja entenderlo, pero este rollo en determinado momento que no puedo especificaros deja de ser un sencillo y sentido tributo, para pasar a ser un espectáculo ultracapitalista nauseabundo… Puede que para los americanos sea sencillamente un bonito gesto, pero cuando salimos del Tempe Town Lake esa noche, entendí que jamás podría comprender a los americanos… Y mucho menos, compartir con ellos su visión del mundo.

(Fotos: 1) Cartel de entrada al parque, 2) Panorama del parque y el tenderete, 3) Uno de los caminos del parque, 4) Más banderas..., 5) Vídeo casero... Siento que se vea tan mal..., 6) El cartel de anuncio, 7) La tienda "de regalos").

martes, 18 de septiembre de 2007

Cuatro días de traducción

A partir del 8 de septiembre y durante cuatro días, me cayó un peaso de encargo de uno de esos manuales de normas, de los que ya os hablé. Unos días antes, nos enteramos de oídas de que la selección de baloncesto española había ganado el mundial de Japón (creo que fue el día 3) y justo el día anterior (mira tú, podríamos haberlo repetido… Lástima de final. Putos rusos), Rafa Nadal había pinchado contra un ruso (¡Fíjate tú! ¡Otro puto ruso! ¡Cagüen! Por cierto, este se llama Mikhail Jouzhny) en cuartos de final del US Open (esto os lo cuento, porque lo tengo apuntado, ya que me tragué el partido enterito mientras escribía no-sé-qué post.)… Y yo, mientras tanto, a currar…

Creo recordar que estuve los cuatro días yéndome a la biblioteca de derecho, porque aunque me tenía que abrigar como para ir al polo, me venían muy bien los diccionarios. El tiempo estaba revueltillo: de hecho, cayeron un par de chaparrones alucinantes, por culpa de uno de los cuales, Pablo estuvo a punto de ser arrastrado por la riada, junto a su bici (yo, por suerte, aún estaba resguardada en la biblio de derecho), pero era un alivio, porque la lluvia “remojaba” un poco el calurosísimo ambiente.

Otro de esos días, por fin nos decidimos a reservar lo de Las Vegas, mejor en la biblio que en el hotel, porque allí la conexión era mucho mejor, y nos daba miedo que se petara justo cuando estábamos pagando con la tarjeta el hotel y el avión...

Ah bueno, es que eso no os lo he explicado: ya habíamos mirado un poquillo sobre lo del tema del viaje a Las Vegas. Sabíamos perfectamente que no podíamos irnos en tren (je, je, no existía…), y que lo del autobús era demasiado sacrificao… Y encima, encontramos una página maravillosa llamada www.vegas.com en la que uno podía reservar el paquete completo: el avión y las noches de hotel directamente, y que era baratísimo (vamos, que pagamos aproximadamente 400$ entre los dos por avión y hotel cuatro días... ¡Tirao!)... Tony nos había dicho al principio de nuestra estancia que los hoteles que más le gustaban a él eran el New York, New York y el MGM, pero pa elegir hotel me sentí como un niño en una tienda de caramelos… El Caesar’s Palace (menos mal que no nos decantamos por ese, ¿eh?), el Circus Circus, el Luxor, el Treasure Island… Todos os suenan, ¿verdad? Era difícil decidirse… Al final, investigando un poco, me enteré de que los hoteles se dividían entre los nuevos (los que estaban en la Strip, la avenida principal de Las Vegas) y el Downtown Vegas, en donde estaban los hoteles-casinos más antiguos… En fin, con el miedo que me daba pensar que podríamos quedarnos aislados si nos quedábamos sólo en el Downtown, por fin nos decidimos por el New York, New York que nos parecía realmente propio: ¿¿¿Un hotel en cuya entrada había una reproducción a escala de la estatua de la libertad??? Un paradigma de Las Vegas.

Pos eso, que finalmente logramos reservar cuatro días (del 19 al 22 de septiembre) en el New York, New York... ¡¡¡Qué expectación!!!

Mientras tanto, durante esos cuatro días de traducción, no tuvimos tiempo de ir al Tempe Town Lake, donde estaba el Healing Field, recuerdo a las víctimas del 11-S… Pero de eso os hablaré en el próximo post.

(Fotos: 1) Hey, Pau!!! La vida puede ser maravillosa!!! (A pesar de los rusos...), 2) ¡Esa peaso de selección campeona en Japón!, 3) El pobre Rafa, recién vapuleado por otro de esos malditos bebedores de vodka, 4) La Strip nocturna: todo un espectáculo -por cierto, la foto no es mía-, 5) Cosecha propia del New York, New York, nada más llegar a Las Vegas).

viernes, 14 de septiembre de 2007

Nuevos comentarios sobre Little Miss Sunshine


Continuando con este nuevo blog que ahora ha cambiado de nombre, os quería volver a hablar de esta brillantísima película de la que os adelanté mis comentarios en el blog hace ya mucho tiempo, cuando salió la película en España. Este fin de semana, intenté ponerme el DVD de la película (se lo regalé a Pablo por su cumpleaños este año) para refrescarme la memoria, pero nuestro reproductor de DVD está un poco tonto, y curiosamente, los DVD originales no los lee bien y se encalla cada dos por tres… Total, que tiro de mis recuerdos de entonces, aunque me hubiera gustado verla otra vez, para revivir sensaciones…

Bueno, alguna de las cosas ya las habíamos comentado en el otro post. Lo primero que me gustaría comentaros sobre Little Miss Sunshine es el enfoque tan curioso de marketing que se ha hecho aquí en España: la gente iba al cine a ver una comedia ligera. Ignoro cómo han planteado el doblaje (en fin, no creo que eso cambie mucho la cosa), pero no tengo la sensación de que sea simplemente una comedia: por lo menos para mí, significó muchas otras cosas.

Y es que ahora me doy cuenta de que, de alguna manera, llegados a este punto, nuestro cuerpo se estaba empezando a acostumbrar a estar en Tempe, y Little Miss Sunshine nos ayudó a darle perspectiva al entorno hostil que nos rodeaba… Aquellos días en los que por las tardes ya empezaba a correr una especie de aire caliente que significaba que ya habíamos dejado atrás el verano abrasador, mientras recorría en bici las calles de Tempe, en mi cabeza empezaba a tener algo muy claro: me estaba haciendo a Arizona, porque el ser humano parece no tener límites a la hora de acostumbrarse a casi cualquier cosa, pero eso nunca hubiera significado necesariamente que la costumbre me hiciera feliz (de hecho, me hacía más feliz pensar que, al fin y al cabo, tres meses es poquísimo -está claro que no es nada en comparación con lo que se va a tirar allí César-, y que un mes, que era lo que nos quedaba, se pasa volando).

Como os digo, Little Miss Sunshine me reconcilió un poco con nuestra situación: no creo que los autores de la película pretendieran hacer comedia sin más: todo tiene un trasfondo despiadadamente crítico que se comprende demasiado bien al recorrer las calles de Tempe, Scottdale o Phoenix (y la repanocha tiene que ser Nuevo México, que es donde los protagonistas comienzan su periplo)… El saber que alguien dentro de ese enorme país tenía tal capacidad crítica con respecto a sus congéneres (sobre cosas que, aparentemente, ellos mismos no ven, y nosotros sí notábamos, como por ejemplo, su hipócrita conducta social) nos ayudó a pasar el trago… Supongo que también ayudó el que a partir de ese momento, empezáramos a hacer cosas más interesantes: Las Vegas, el Gran Cañón...

(Diferentes fotos fijas de la película).

jueves, 13 de septiembre de 2007

¡¡¡Cambios importantes!!!

Como ya os anunciaba en el post anterior, el momento ha llegado: debo separar contenidos, porque este blog estaba pensado para contar nuestro viaje a Arizona y, como habéis visto los que me seguís desde hace tiempo (algunos de vosotros incluso desde el principio… Puedo vanagloriarme de que tengo pocos lectores, pero muy fieles), no me veo capaz de terminarlo rápidamente, sin contaminarlo con muchas otras cosas que me gustaría contaros y que se me van ocurriendo.

Por esta razón, a partir del momento en el que publique este post, este blog dejará de llamarse Los viajes de Juliver, para pasar a llamarse Los viajes de Juliver (en USA). Del mismo modo, la URL de este blog pasará a ser:

http://juliacgsusa.blogspot.com

Sin embargo, tanto Los viajes de Juliver, como la antigua URL, http://juliacgs.blogspot.com, seguirán existiendo, pero ese nuevo blog, que espero que también leáis, como habéis leído este, contará muchos otros viajes que se han quedado en el tintero durante todos estos meses (el viaje que hice a Basilea en abril y nuestro viajecito a París a principios de agosto).

¡¡¡Pos eso, espero seguir viéndoos a todos aquí!!! ¡¡¡Espero vuestros comentarios!!!

domingo, 2 de septiembre de 2007

Como decíamos ayer...


A diferencia de Fray Luis de León, yo no he estado en la cárcel, pero realmente tengo la sensación de haber escrito mi último post hace dos o tres días, no hace casi un mes… Y es que agosto se me ha pasado en blanco, en cuanto a lo que el mundo bloguero se refiere… ¡¡¡No he encontrado casi ni un minuto perdido para ponerme a escribir tonterías sobre Arizona!!!

Y la verdad, no nos hemos acordado pocas veces de Arizona, no… Pero la mayoría de ellas sin nostalgia. Primero en París, luego de vuelta a Madrid, y finalmente tras unos días en Gandía, todo ello intercalado de mis visitas germanas: primero Sabine, luego Margarita y su hermana Marina (entre una cosa y otra, he ido ochocientas veces a Barajas... Y por cierto, me he dejado una pasta gracias a la nueva extorsión impuesta por el Metro de Madrid del "suplemento" de 1 € para salir en el aeropuerto)… No seré yo la que diga que estoy sufriendo trauma post-vacacional, pero unos cuántos díitas más no me hubieran venido nada mal… ¡¡¡Este verano ha sabido a poco!!! No como el verano pasado (que nos ha repetido, pero bien)…

En fin, supongo que sabréis (los que escribís blogs lo sabéis mejor…), que a veces a uno se le quitan las ganas de seguir con el mismo rollo, sobre todo a medida que vamos poniendo tierra de por medio y horas de vuelo con el rollo en cuestión... Aún así, me daría pena no continuar con esta obra del murallón que he empezado con el nombre de Los viajes de Juliver. Sin embargo, estoy pensándome hacer algunos cambios (de nombre, principalmente), para que esto no sea un auténtico pestiño, y me vea obligada a hacer offtopicazos (o digresiones, para los más puristas) cada vez que se me ocurra contaros algo que no tiene absolutamente nada que ver con el verano pasado en Arizona… Aún sigo preguntándome cómo es posible que el viaje que objetivamente menos me ha gustado, pueda seguir sacando tanto petróleo... Y, en cambio, de otros, de los que guardo muchos mejores recuerdos, no me he propuesto escribir tantas y tantas páginas... Y si por lo menos ya las tuviera escritas...

Bueno, aún así, por mucho que Pablo se desespere, ya me queda menos por contar sobre EEUU... Lo que sí me pregunto es si cuando haya acabado el blog, este tema nos liberará, y seremos capaces de encontrar otros temas de sobremesa muchíiiiisimo más interesantes (sé que a veces pensáis “¡¡¡Qué pesaos, Pablo y Julia!!! ¡¡¡Otra vez con el rollo de Arizona!!!” Yo me canso también, no os creáis).

Fotos: 1) ¡Típica foto de guiri en París!, 2) Ana, que se convirtió en un Leprenchaun en Irlanda, me la encontré así cuando fui a buscarla al aeropuerto, 3) Mi prima Violeta, que se iba a Suecia de aventura, también fui a llevarla al aeropuerto, 4) Con Sabine en Segovia (tendríais que haber visto el cochinillo que nos comimos), 5) Marga und Marina in die Oriente Platz... Madrid schmeckt nach Urlaub! y 6) La playa de Daimuz desde la terraza del apartamento.